8 yemas de huevo,
1 bolsita de vainilla en polvo,
un pellizco de sal,
150 g de azúcar,
8 claras de huevo,
100 g de migas de bizcocho,
100 g de chocolate amargo rallado
100 g de avellanas picadas
2 copitas de licor de jerez (4 cl),
300 g de mermelada de albaricoque
100 g de chocolate amargo rallado,
1 huevo,
200 g de azúcar en polvo,
60 g de aceite de coco

Para el molde: mantequilla o margarina

Untar con mantequilla o margarina el fondo de un molde desmontable de 26 cm de diámetro.
Calentar el horno a 180º.
Batir las yemas con la vainilla, la sal y la mitad del azúcar hasta obtener una masa espumosa.
Batir las claras a punto de nieve, agregar poco a poco el resto del azúcar y mezclar bien.
Debe obtenerse una masa que se pueda cortar.
Incorporar de abajo arriba las claras a la masa de las yemas.
Mezclar las migas de bizcocho con el chocolate rallado y las avellanas y agregarlo a la masa.
Introducir la masa en el molde, alisarla y cocerla 30-40 minutos a altura media del horno.
Volcar el fondo de la tarta sobre una rejilla y dejar que se enfríe durante la noche.
Cortar dos veces este fondo de la tarta y empapar todas las partes con jerez.
Untar dos planchas de la tarta con la mermelada batida y colocar una encima de otra.
Poner encima la tercera.
Derretir el chocolate rallado al baño maría y dejarlo enfriar.
Batir el chocolate con el huevo y el azúcar en polvo. Derretir el aceite de coco e incorporarlo gota a gota a la masa de chocolate.
Debe obtenerse una masa cremosa.
Untar el baño por la superficie y los bordes de la tarta haciendo con un cuchillo ancho una especie de olas sobre la superficie.
Dejar que se seque bien el baño antes de cortar la tarta.

Nuestro consejo

Lo más característico de la tarta de cochocolate vienesa al estilo antiguo es el delicado bizcocho de chocolate y el baño.
Si se desea obtener una tarta más dulce, se puede añadir también mazapán.
Para ello se mezclan 200 g de masa de mazapán cruda con 100 g de azúcar en polvo tamizada y se hacen dos capas finas. Se colocan las dos tapas sobre la mermelada de albaricoque y se monta la tarta.
Resulta así un dulce sueño del que sólo se puede disfrutar en pequeñas cantidades.