8 yemas
1 clara
1 cucharada de harina
1 cucharadita de esencia de vainilla
Dulce de leche de repostería (optativo)
Cantidad necesaria de cerezas en almíbar (optativo)
1 chaucha de vainilla
1/2 litro de agua
1/2 kg de azúcar (preferentemente de refinería o en pancitos)
150 cc de coñac

Bata las yemas con la clara hasta obtener una mezcla bien esponjosa {yo que usted uso la batidora eléctrica... )-

Mézclele la cucharada de harina y perfume con la esencia.

Enmanteque generosamente moldecitos para huevos quimbos (como tarteletas chicas, lisas y profundas) y llénelos hasta la mitad.

Apoye los moldecitos en una placa y cocínelos en horno caliente hasta que crezcan al doble y estén séquitos (aproximadamente 20 minutos).

Para el almíbar: coloque en una cacerolita la chaucha de vainilla cortada por la mitad a lo largo, el azúcar y el agua.

Mezcle con cuchara de madera sobre fuego fuerte hasta que el azúcar se disuelva. ¡No revuelva más!... y deje hervir alrededor de 10 minutos, hasta que el almíbar alcance el punto de hilo fuerte.

Baje el fuego a mínimo para que el almíbar siga hirviendo despacito.

Desmolde los huevos quimbos y, con mucho cuidado, vaya echándolos en el almíbar hirviente.

Déjelos hervir despacito unos segundos, moviendo la cacerola, hasta que se esponjen bien (hinchen... ).

Escúrralos con una espumadera que no sea de metal y póngalos en un recipiente profundo.
11 Retire el almíbar del fuego y méz-
clele el coñac.

12
Vierta el almíbar caliente sobre los huevos quimbos.

Deje que los budincitos se hinchen y emborrachen bien.

Una vez fríos sírvalos en compoterítas, coronando cada uno (si quiere...) con un copito de dulce de leche y una cereza en almíbar.

Si prefiere, en lugar de dulce de leche corónelos con un copo de crema chantillí o crema pastelera. De nada.

Cuanto más esponjoso sea el batido de ias yemas y clara de los
huevos quimbos, más esponjosos resultarán estos; y más almíbar
podrán luego absorber.